Es enero 2013 y como suele pasar en el primer mes de cada
Nuevo Año, es hora de nuevos retos, resoluciones, o simplemente nuevos
comienzos. En este caso, estoy “relanzando” mi blog. Aunque no estoy segura
todavía del nuevo camino que va a llevar, si
estoy segura de que será diferente, un reto y, más importante, lleno de
escritura. Y comenzamos con un nuevo nombre (y url): 'A Wanderer's Path'
Mudarse a un sitio nuevo, como hice hace solo 4 meses, es aterrador, emocionante, estresante y revelador. Como muchos jóvenes diplomados,
terminé mis cuatro años de estudios sin futuro trabajo; sin ni puñetera idea de
qué hacer después…
Así que decidí espontáneamente un día este verano que me mudaría a París Cambiaría de aire, me apuntaría a clases de
francés, aprendería un tercer idioma y de paso encontraría trabajo. Cualquier trabajo. Uno que me permitiría
vivir en una de las ciudades más románticas y clichés (y caras) del mundo. Ese
caluroso día de julio me arriesgue. No iba a sentarme esperando que apareciese
un puesto de trabajo en el inbox de mi Gmail – sobre todo cuando, en estos
tiempos, no “aparecen” los trabajos en España. Cuando arrastré mi maleta de 50 kg por demasiados
empedrados, un día nublado-con-probabilidad-de-llovizna 17 de septiembre, no
tenía ni idea de lo que iba a hacer después.
Y veréis, esto es el tema: siempre he sido una planeadora.
Orientada hacia los objetivos. Es lo que me mantiene motivada; lo que me hace
sentir útil e importante. Pero he aprendido (y sigo en ello) que teniendo
demasiados planes y caminos estructurados solo conlleva a decepción e
desasosiego con el cambio. Fui muy afortunada en encontrar cuatro compañeros de
piso increíbles, con los que encontré un piso igual de increíble en le Marais.
Hice amigos de Corea, Brasil, Japón y México en una clase de idiomas de lo más
variopinto. Encontré trabajo en un boutique, que me obliga a hablar francés
todos los días (y que prueba mi paciencia con la gente como nada). Nada de esto
fue planeado antes de irme de casa. Lo máximo que tenía era una reserva de
5 días en un albergue juvenil del bullicioso Bastille.
Parece ser que “ambular” un poco (traducción del nuevo
nombre del blog “wandering”) tiene sus ventajas. Aunque hubo momentos en las
que tenia envidia de mis compañeros por tener una carrera tan bien encaminada,
he descubierto que todo lo que me ha sucedido hasta ahora, ha surgido por no tener un camino fijo. He llegado más lejos en estos tres meses de lo que jamás
había imaginado. Y he cambiado de opinión sobre muchas cosas unas mil veces.
Creo que yo misma he cambiado en algunos sentidos. “Wanderers” no solo van de
un lado a otro físicamente, sino se mueven intelectualmente también. Sus
gustos, opiniones y visión del mundo cambian; y sobre todo porque el camino de
un “ambulante” nunca es certero.
Es cierto, he sido vaga en algunos sentidos; más que nada
en mi blog. Podría haber estado escribiendo sobre todas mis nuevas experiencias y haberlas compartido con la gente a quien le importa. Pero me vi
envuelta en todo el cambio de manera que mi blog de repente se hizo irrelevante
a mi nuevo comienzo. De lo que no me di cuenta antes es que, de manera que es
tan fácil cambiar de ideas sobre lo que quieres hacer en la vida, incluso
cambiar tu mismo; es aún mas fácil cambiar un blog para hacerlo como quieras.
Así que esto es donde mi antiguo blog acaba y el nuevo
empieza. Aunque parece igual (algunos
cambios estéticos son inevitables) su contenido
será diferente. París, o cualquier sitio a donde me lleve mi camino, pueden ser un cliché o experiencias únicas en
la vida. Así que tengo que asegurarme de documentarlo.




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